Metformina es un medicamento fundamental para control de la diabetes tipo 2pero conlleva ciertos riesgos, como la acidosis láctica. Se trata de un trastorno metabólico grave en el que el lactato se acumula en el torrente sanguíneo, lo que provoca un descenso peligroso del pH de la sangre. Aunque es poco frecuente, la acidosis láctica asociada a la metformina puede poner en peligro la vida, sobre todo en pacientes con enfermedades subyacentes como insuficiencia cardiaca o renal.
Factores de riesgo: Insuficiencia cardiaca e insuficiencia renal
- Insuficiencia cardíaca: Los pacientes con insuficiencia cardíaca presentan un mayor riesgo de acidosis láctica asociada a la metformina. La reducción del gasto cardíaco provoca hipoxia tisular, lo que aumenta la producción de lactato. Además, el deterioro de la circulación puede dificultar la eliminación de metformina, elevando sus niveles en sangre y exacerbando el riesgo debido a la toxicidad del fármaco.
- Insuficiencia renal: Los riñones desempeñan un papel crucial en la excreción de metformina. Cuando la función renal está comprometida, la metformina se acumula, lo que aumenta significativamente la probabilidad de acidosis láctica debida a una sobredosis efectiva. Como el riñón no es capaz de eliminar la metformina, la concentración se acumula en el torrente sanguíneo cada día.
En situaciones médicas agudas -como sepsis, intervenciones quirúrgicas o lesiones renales agudas-, los profesionales sanitarios suelen suspender temporalmente la metformina para evitar posibles complicaciones.
Beneficios agudos frente a beneficios a largo plazo de la metformina
Un estudio reciente sobre diabetes, obesidad y metabolismo ha demostrado que la metformina ofrece beneficios agudos, sobre todo en la reducción de las hospitalizaciones relacionadas con la insuficiencia cardiaca. En concreto, el uso reciente de metformina en los últimos 10 días se asoció a una reducción de 16% del riesgo de hospitalización por insuficiencia cardiaca. Este hallazgo subraya la importancia del uso reciente, más que acumulativo, de metformina para proporcionar beneficios cardiovasculares.
A pesar de estos beneficios, el uso de metformina a largo plazo no ofrece protección adicional contra la exacerbación de la insuficiencia cardiaca. Esta idea sugiere que, aunque la metformina es segura para tratamiento crónico del tipo 2 diabetes, sus efectos protectores cardiovasculares pueden disminuir con el tiempo. Por lo tanto, para los pacientes con diabetes de tipo 2 e insuficiencia cardíaca, puede ser aconsejable incorporar junto a la metformina otros agentes antihiperglucemiantes con eficacia demostrada en la insuficiencia cardíaca. Esto tiene sentido, ya que el beneficio metabólico se produce con relativa rapidez. Los beneficios a largo plazo están más orientados a remodelar la estructura del corazón para un bombeo sanguíneo más eficaz.
Prácticas hospitalarias: Gestión de la metformina durante la hospitalización
A pesar de los beneficios demostrados de la metformina, aproximadamente 50% de los hospitales mantienen la metformina cuando los pacientes ingresan, independientemente de su estado. Este enfoque cauteloso refleja los riesgos potenciales asociados a la metformina, en particular en los entornos de cuidados agudos, donde la acidosis láctica puede ser mayor.
Uso a largo plazo: Deficiencia de vitamina B12 y efectos secundarios gastrointestinales
- Deficiencia de vitamina B12: El uso prolongado de metformina se ha relacionado con una menor absorción de vitamina B12. Esto puede dar lugar a una deficiencia que provoque fatiga, debilidad, neuropatía (entumecimiento u hormigueo en manos y pies) y dificultad para pensar. Control regular de la vitamina B12 mediante un hemograma anual. Si la vitamina B12 fuera baja, el volumen corpuscular medio (VCM) probablemente sería elevado.
- Efectos secundarios gastrointestinales: Los efectos secundarios más frecuentes de la metformina son náuseas, diarrea y molestias abdominales. Estos efectos suelen depender de la dosis y pueden mejorar con el tiempo. Para minimizar las molestias gastrointestinales, la metformina debe iniciarse con una dosis baja y aumentarse gradualmente, tomando las dosis con las comidas. También es aconsejable que los pacientes eviten el alcohol mientras tomen metformina, ya que la combinación puede dar lugar a niveles impredecibles de azúcar en sangre.
Para llevar
Metformina sigue siendo un tratamiento muy eficaz para la diabetes de tipo 2, ya que ofrece tanto control glucémico como beneficios cardiovasculares. Sin embargo, su uso requiere una cuidadosa consideración de los riesgos potenciales, especialmente en pacientes con insuficiencia cardiaca o renal. Para garantizar la seguridad y la eficacia del tratamiento, debe vigilarse a los pacientes que lo tomen a largo plazo para detectar posibles carencias de vitamina B12 y problemas gastrointestinales. Para un tratamiento óptimo, los profesionales sanitarios deben tener en cuenta los riesgos específicos y los efectos secundarios. beneficios de la metformina en cada paciente, especialmente en aquellos con factores de complicación como insuficiencia cardiaca o insuficiencia renal.