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Repercusiones de las enfermedades renales en las personas mayores con VIH

Repercusiones de las enfermedades renales en los ancianos, específicamente relacionadas con el VIH

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Conozca a Sarah, una mujer vibrante y enérgica de 72 años que ha estado viviendo con VIH desde hace más de dos décadas. A pesar de los retos a los que se ha enfrentado, Sarah siempre ha mantenido una actitud positiva ante la vida. Sin embargo, recientemente se ha enfrentado a un nuevo obstáculo: la aparición de una enfermedad renal. A medida que las complejidades interconectadas de la enfermedad renal y el VIH se manifiestan en su salud, Sarah se encuentra navegando por aguas desconocidas. Su historia es un recordatorio conmovedor de los retos únicos a los que se enfrenta la población adulta mayor que padece una enfermedad renal relacionada con el VIH. A través del viaje de Sarah, podemos comprender mejor las repercusiones de esta enfermedad y la importancia de una atención personalizada para las personas mayores como ella.

A medida que la población mundial envejece y la prevalencia del VIH sigue aumentando, la intersección de la enfermedad renal y el VIH en los adultos mayores se convierte en una preocupación cada vez más importante. La prevalencia de la enfermedad renal crónica (ERC) en individuos con VIH varía según las regiones geográficas, oscilando entre 2% y 38%. Según las estadísticas, en EE.UU., aproximadamente 30% de las personas que viven con el VIH pueden desarrollar una enfermedad renal. La enfermedad renal plantea retos y riesgos únicos para las personas mayores, y el VIH agrava aún más estas complejidades. Comprender los efectos específicos de la enfermedad renal en los adultos mayores en el contexto de la infección por el VIH es crucial para que los profesionales sanitarios puedan proporcionar un tratamiento y una atención eficaces. Este artículo explora la intrincada relación entre la enfermedad renal, el envejecimiento y el VIH, arrojando luz sobre sus implicaciones y destacando la importancia de las estrategias adaptadas para hacer frente a esta población vulnerable. 

Enfermedad renal en adultos mayores

Prevalencia y factores de riesgo

Las enfermedades renales son más frecuentes con la edad, sobre todo entre los mayores de 65 años. Entre los factores de riesgo habituales de la enfermedad renal en los adultos mayores se encuentran la hipertensión arterial, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. En el contexto del VIH, éste puede exacerbar estos factores de riesgo.

Enfermedad renal relacionada con el VIH

La nefropatía asociada al VIH (NAVIH) es una afección renal vinculada explícitamente a la infección por VIH. Afecta principalmente a personas de ascendencia africana y es más frecuente en grupos de edad avanzada. La nefropatía asociada al VIH puede evolucionar rápidamente a una enfermedad renal terminal (ERT), que requiere diálisis o un trasplante de riñón.

Impactos de la enfermedad renal en adultos mayores con VIH

Los adultos mayores con enfermedad renal relacionada con el VIH se enfrentan a varios retos únicos:

  1. El número de adultos mayores que reciben terapia antirretroviral (TAR) va en aumento, y la exposición a la TAR a lo largo del tiempo puede aumentar el riesgo de nefrotoxicidad, lo que conduce a la enfermedad renal.
  2. Los adultos mayores con enfermedad renal relacionada con el VIH corren un mayor riesgo de padecer comorbilidades, como hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares, que pueden exacerbar los síntomas de la enfermedad renal. Una función renal deficiente puede provocar un deterioro del bienestar general, que incluye síntomas como fatiga, retención de líquidos y desequilibrios electrolíticos.
  3. El tratamiento de la enfermedad renal en la población de edad avanzada con VIH puede ser complejo, ya que requiere múltiples medicamentos, atención especializada y una estrecha coordinación entre los nefrólogos y los especialistas en VIH para optimizar los resultados del tratamiento. 
  4. Mayor riesgo de mortalidad: La presencia de enfermedad renal en personas seropositivas de edad avanzada aumenta significativamente su riesgo de mortalidad. Este riesgo suele deberse a los efectos acumulativos de ambas afecciones en el organismo.
  5. Regímenes de tratamiento complejos: El manejo de la enfermedad renal en adultos mayores con VIH puede ser un reto debido a la necesidad de múltiples medicamentos y atención especializada. Requiere una estrecha coordinación entre nefrólogos y especialistas en VIH para optimizar los resultados del tratamiento.
  6. Interacciones medicamentosas: Las personas mayores con VIH y enfermedad renal pueden experimentar interacciones medicamentosas, por lo que es crucial controlar y ajustar cuidadosamente los regímenes de medicación. Algunos medicamentos para el VIH pueden afectar aún más a la función renal, empeorando potencialmente la enfermedad.
  7. Reducción de la calidad de vida: La enfermedad renal puede causar síntomas como fatiga, retención de líquidos y desequilibrios electrolíticos, que pueden reducir la calidad de vida general de las personas mayores, especialmente cuando se combinan con los retos que plantea el control del VIH.

Prevención y gestión

Revisión periódica

La detección precoz de la enfermedad renal es fundamental. Las pruebas rutinarias de la función renal deben formar parte del protocolo de atención sanitaria de las personas mayores con VIH.

Control de la tensión arterial y la diabetes

El control de la hipertensión y la diabetes es esencial para prevenir y ralentizar la progresión de la enfermedad renal tanto en personas mayores como en personas con VIH.

Modificaciones del estilo de vida

Fomentar un estilo de vida saludable, que incluya una dieta equilibrada y ejercicio regular, puede ayudar a mantener la función renal y el bienestar general.

Ajustes de la medicación

Puede ser necesario ajustar los regímenes de medicación contra el VIH para reducir el riesgo de daños renales adicionales. La consulta con los profesionales sanitarios es crucial para tomar estas decisiones.

La enfermedad renal plantea retos importantes para la población adulta mayor, y cuando se presenta en el VIH, se vuelve aún más compleja. Los ancianos que viven con el VIH deben recibir atención especializada para controlar y gestionar eficazmente su salud renal. Al comprender los efectos y tomar medidas proactivas para prevenir y tratar la enfermedad renal, podemos mejorar la calidad de vida y la longevidad de esta población vulnerable.

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Escrito por BFH Staff Writer el 23 de Octubre 2023

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